La manada del día
arremete con cascos de fuego. No le importa
tu mirada lenta que voga las glorietas. No le importa
las huellas que dejas en las veredas húmedas. En el cielo
un incendio termina con las viejas ruinas de la noche.
La manada del día tiene una sola boca
y devora la vida que se arrastra. Entre mis manos
cobijo tu mirada y el sello del silencio. Con mis manos
te protejeré
hasta la llegada de la noche.